Como ocurre con la mayoría de las patologías dermatológicas, la Dermatitis Atópica Grave suele resultar claramente visible para el ojo ajeno. Los pacientes suelen presentar lesiones por rascado que pueden resultar muy evidentes en cualquier época del año si se encuentran en la cara, el cuello o los brazos.

Asimismo la piel aparece enrojecida por zonas, se aprecian los eczemas, descamación, la piel de los párpados suele estar hinchada, sonrosada… Algunos pacientes también sufren dermografismo, por lo cual al rascarse o tocarse la piel de la cara esta lo refleja como si de un tatuaje en blanco (rodeado de piel enrojecida) se tratase; a veces durante un largo espacio de tiempo.

La mayoría de los afectados por DA grave han expresado en más de una ocasión la vergüenza que les provoca este aspecto físico, y cómo les dificulta su relación con los demás (en el trabajo, con los amigos, con desconocidos e incluso con sus parejas).

Muchos han sufrido depresión y altos niveles de ansiedad por este motivo, y han experimentado también el rechazo de quienes les rodean y que por desconocimiento creen por ejemplo que es una enfermedad contagiosa.